¡UNA RAÍZ YA ARRAIGADA EN LOS GRIEGOS Y EN LOS EGIPCIOS!

El documento más antiguo que menciona la achicoria no es la piedra de Rosetta. ¡No! Encontramos rastros de la Cichorium intybus en el papyrus Ebers, de hace 4000 años. Primero utilizada como planta medicinal, su raíz se fue transformando muy rápidamente para ser consumida como una bebida ligera. Los componentes del producto hacen de la achicoria una bebida 100 % de origen vegetal con un sabor único.   Nuestras abuelas no eran las únicas que apreciaban las virtudes de la achicoria. En Egipto, la achicoria era apreciada por sus virtudes digestivas y aperitivas. En todo caso, en Chicorée Leroux no nos cuesta nada imaginar a Cleopatra degustando su taza de achicoria.   Vámonos ahora a la Grecia antigua. Los griegos veían en la achicoria sus beneficios regeneradores. Galeno, médico de la época, la consideraba como “la amiga del hígado”. Y si Galeno no te suena, piensa que Plinio el Viejo también validó la achicoria. Efectivamente, alabó sus virtudes beneficiosas para la vejiga, los riñones y los dolores de cabeza. La achicoria se convirtió incluso en un buen remedio en el ejército romano. Pedanio Dioscórides, el célebre médico griego, es quien estableció la receta milagrosa.   Avanzando en el tiempo, es el turno ahora de Carlomagno de alabar los beneficios de la achicoria. En esa época, permitía tratar enfermedades del hígado o inflamaciones oculares. Jarabes, píldoras, aguas: la planta se utilizaba casi en su totalidad en la farmacopea.   400 años después, en 1809, Napoleón I decretó un bloqueo de las importaciones británicas, como el azúcar o el café. La achicoria se convirtió entonces en la bebida más extendida y encontró su lugar en los hogares franceses.   ¿Quiere saber cómo sigue la historia? ¡La familia Leroux se apasiona por esta planta con múltiples beneficios y la hace brillar en todo el mundo!
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